29 de marzo de 2024 08:21 AM
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Carne vacuna de exportación: ¿por qué es necesario diversificar los mercados?

Con capacidad ociosa instalada en la industria frigorífica, la Argentina prevé superar este año las casi 900.000 toneladas de 2023.

El 78,5 % de las exportaciones de carne vacuna argentina del año 2023 (685.000 toneladas) tuvieron al mercado chino como destino. El incremento respecto de 2022 fue del 8 %, pero la noticia es que China pagó la tonelada el 19,5 % menos respecto del año previo.

Los datos ratifican una idea, largamente comprendida desde el sector exportador, respecto de la necesaria diversificación del mercado. En otras palabras: sin dejar de abastecer al gigante asiático (que no se presume que esté dispuesto a pagar más; al menos por el momento), hay dos claves que urgen considerar:

—Ampliar la llegada a los mercados consolidados, ya sea en calidad como en cortes, sobre los cuales ya no existen límites tras la decisión del actual Gobierno de eliminar —a partir de este 1 de enero— la restricción que mantenía la anterior gestión respecto de los denominados parrilleros o populares, en alusión al asado (con o sin hueso) y tapa, falda, matambre, nalga, paleta y vacío.

—Ingresar a otros países que, por múltiples razones, entre ellas la repetida volatilidad de cumplimiento de nuestro país en compromisos exportables (no hacerlo para proveer a la mesa de los argentinos, por ejemplo), han optado por comercializaciones más lógicas y confiables como las que hoy representan países como Uruguay y Paraguay, sólo por citar a dos vecinos del barrio.

En tal sentido, se ha concretado un encuentro entre la canciller Diana Mondino y el presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el bahiense Jorge Mario Grimberg, con el claro objetivo de fortalecer la vía diplomática para que nuestros bifes se desplieguen en platos de comensales de otros países, más allá de la gestión para instalar el tema que realiza el propio organismo en distintas ferias del mundo.

Ahora bien. La pregunta es: ¿hay capacidad frigorífica instalada para responder a una eventual mayor demanda, considerando que en 2012-2016 se exportaron unas 200.000 toneladas y hoy estamos cerca del millón?

Ignacio Iriarte, consultor de mercados cárnicos, lo explica de esta manera: “En estos años se reabrieron varias plantas y, además, se concretaron fuertes inversiones para aumentar las capacidades de faena y de frío en la mayor parte de la industria exportadora, tanto de capitales nacionales como extranjeros. Incluso, muchas especializadas en consumo interno, especialmente en el Gran Buenos Aires, lo hicieron para obtener la habilitación para exportar, especialmente a China, y hoy prestan el servicio de faena y despostado para los denominados exportadores sin fábrica”.

También sostiene que este proceso de inversiones, el aumento de la capacidad instalada y la reapertura de plantas, cuyo proceso no se detiene, determina que hoy se registre una importante capacidad ociosa en los frigoríficos.

“En medios industriales se considera que la capacidad del conjunto de la industria; esto es, consumo y exportación, hoy es de 16 millones de cabezas anuales, contra una faena de 14,5 M observada en 2023 y una prevista el corriente año de entre 13,5 y 13,7 M”, explica.

De acuerdo con los datos de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), un informe precisa que en el año previo las 10 empresas frigoríficas más grandes faenaron —en 23 plantas— unas 3,4 millones de cabezas; es decir, el 23,4 % del total, en una muestra de concentración mucho más bajo respecto de los Estados Unidos, Brasil o Uruguay. También que las 30 empresas predominantemente exportadoras, en unas 40 plantas propias, sumaron una faena de 6,3 M/C; esto es, el 43 % del país.

Una historia de planta recuperada se aprecia con el frigorífico Villa Olga, ubicado en el kilómetro 699 de la RN 3, en cercanías de la localidad de General Daniel Cerri. Sumando volumen, dio un salto de calidad al comenzar a exportar, el último 11 de junio, desde el puerto de Bahía Blanca.

Silvio Siracusa, titular de la planta, explica la coyuntura de esta manera: “Aún con altibajos, estamos faenando alrededor de 350 animales por día y muy cerca de nuestra capacidad óptima de 400 cabezas. Seguimos exportando a Israel, recuperándonos tras una caída por el 7 de octubre (atentado de Hamás) y estamos esperando la habilitación de China, para lo cual ya realizamos todas las presentaciones. Incluso, la semana venidera (que empieza el 1 de abril) tendremos la visita de auditores del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria)”.

Actualmente, la planta ubicada cerca de Bahía Blanca aporta poco más de 400 empleos directos y sus directivos sostienen la expectativa de seguir creciendo a favor de una demanda exterior que se sostiene.

“El precio de la carne continúa retrasado en el mercado interno, en especial porque el resto de los insumos sigue subiendo, pero lo asumimos como parte del negocio. Ahora, el desafío es volver a exportar por el puerto local, ya que, si bien la gente de la terminal se ha portado muy bien con nosotros, con las navieras la negociación es más difícil. Creemos que luego de Semana Santa puede haber una modificación en este sentido”, dice Siracusa.

Fuente: lanueva.com

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