Criado en la Unión Europea
Comer carne de conejo español no va a ser distinto que comerla de un conejo francés o italiano. Sólo se diferenciarán en la madurez de la carne y en la manera de cocinarlo.
Para diferenciar la carne de conejo criado en uno u otro país, o en una u otra Comunidad o Región de Europa, debería presentar unas cualidades organolépticas diferenciadas o estar sometido a unas mejoras científicas que conllevaran a una notoria diferenciación. Lo demás es puro marketing.
¿Qué hacen nuestros científicos para conseguir esta diferenciación? Nada. Todos los trabajos que se realizan en la UE están orientados hacia unas premisas comunes de crecimiento, prolificidad, fertilidad, rusticidad, longevidad… pero ninguna a obtener una carne diferenciada.
- Unos científicos canadienses han fabricado un músculo sintético a base de un material que imita la titina, una de las proteínas de los músculos, con las mismas propiedades de elasticidad.
- Se sabe que la oxitocina favorece la confianza hacia los demás. Un equipo holandés ha demostrado que la testosterona produce un efecto inverso en las hembras.
- Un equipo franco-británico acaba de descubrir que la bacteria Shigella flexneri, responsable de las disenterías, infecta las células del tubo digestivo mediante unos aguijones que inyectan un factor de virulencia en las células receptoras…
Trabajos de este tipo o similar, conllevarían a resultados que se podrían aplicar con éxito en cunicultura (distinta musculación, menor estrés, mejor sanidad) para obtener una diferenciación de una u otra carne de conejo, además de conseguir mayores rendimientos al productor y al matadero.
De los 719.735 euros planificados por INTERCUN, en el año 2010, al fomento del consumo y conocimiento de la carne de conejo, se podría destinar una parte a la investigación científica para la diferenciación de dicha carne