1 de mayo de 2025 09:42 AM
Imprimir

La agricultura del futuro: cómo los paneles agrofotovoltaicos mejoran los cerezos y cuidan el medio ambiente

En la comuna de Pinto, región de Ñuble, se está gestando una transformación profunda en la forma de cultivar

Un proyecto pionero en Sudamérica une dos mundos que hasta hace poco parecían incompatibles: la generación de energía solar y el cultivo de frutas. Se trata de los sistemas agrofotovoltaicos (APV), una tecnología que permite instalar paneles solares sobre huertos frutales, como los de cerezo, logrando una sinergia sorprendente entre productividad agrícola y sustentabilidad.

Frente al avance del cambio climático y la disminución de los recursos hídricos, Ñuble se posiciona como un laboratorio natural para soluciones innovadoras. El 66% de su territorio enfrenta déficit hídrico, y más de 50 mil hectáreas agrícolas han cambiado de uso en la última década. En ese contexto, esta tecnología ofrece una respuesta concreta: los paneles permiten producir energía mientras protegen los cultivos del sol extremo, la lluvia y el granizo, disminuyen la evaporación del agua en el suelo y mejoran la calidad del fruto.

“Estamos ante una solución real, no una promesa. Los resultados en los cerezos ya muestran mejoras notables en crecimiento, salud de las plantas y niveles de azúcar en la fruta, que es clave para su valor en el mercado”, afirmó Jorge Retamal, investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), quien lidera el análisis ecofisiológico del proyecto.

La iniciativa reúne a la Universidad Adventista de Chile (UNACH), la Asociación de Agricultores de Ñuble, el Gobierno Regional y el INIA. Según sus impulsores, el objetivo es claro: optimizar el uso del suelo, reducir el consumo de agua y generar electricidad renovable para uso agrícola o venta a la red, aumentando la eficiencia y diversificando los ingresos del sector.

Por su parte, Carlos González, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, lo define como “un punto de inflexión para la agricultura chilena”. “No solo bajamos los costos y cuidamos los cultivos del clima extremo. También generamos energía limpia sin afectar la producción”, concluyó.

Beneficios y desafíos del proyecto

Los beneficios son tangibles. Bajo los paneles, la fotosíntesis no se interrumpe: el 60% de la luz útil para las plantas llega sin problemas. A su vez, la humedad en el suelo aumenta hasta en un 30%, lo que se traduce en menor necesidad de riego. Además, la temperatura ambiente desciende, reduciendo el estrés térmico de las plantas y previniendo la pérdida de flores y frutos por condiciones climáticas adversas.

A diferencia de los sistemas solares tradicionales que bloquean completamente la luz, los paneles APV permiten el cultivo bajo su sombra, maximizando la productividad del terreno. Esto eleva la eficiencia del uso del suelo en más de un 150%.

Los desafíos, sin embargo, no son menores. El costo de esta tecnología aún es alto, entre 30% y 40% superior al de los paneles comunes y requiere perfeccionar aspectos como el color de la fruta bajo sombra. Investigaciones futuras apuntan al desarrollo de paneles semitransparentes con células solares selectivas, capaces de filtrar la luz dañina y dejar pasar solo lo necesario para la fotosíntesis.

Desde PowerfulTree, empresa tecnológica vinculada al proyecto, su CEO Álvaro Soler enfatiza el potencial de esta propuesta, señalando que, “el agrivoltaísmo puede cambiar las reglas del juego. Al mejorar el microclima de los cultivos, se incrementa su competitividad y se reduce la huella de carbono”.

A largo plazo, los expertos esperan ampliar esta tecnología a otras frutas como manzanas, arándanos y frambuesas. Y aunque queda camino por recorrer, los primeros pasos ya están marcando un antes y un después. “Chile tiene la oportunidad de liderar una revolución agrícola sustentable. Solo hace falta voluntad, inversión y una mirada a largo plazo”, sostuvo el presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble.

Publicidad