Sanidad animal en acuicultura: un reto clave para la sostenibilidad del sector
La acuicultura es uno de los sectores agroalimentarios con mayor proyección para las próximas décadas. Su capacidad para producir proteína animal con una eficiencia notable en el uso de agua, suelo y suministros la posiciona como pieza clave dentro del marco de la economía azul. Sin embargo, el crecimiento sostenido del sector se ve gravemente obstaculizado por un reto persistente y complejo: el control de las enfermedades infecciosas en los animales de crianza. El gran impacto de los agentes patógenos sobre la salud animal se ha convertido en un factor limitante de primer orden para la sostenibilidad económica, social y ambiental de la acuicultura.
Las enormes pérdidas económicas derivadas de brotes infecciosos a escala global (causados por virus, bacterias o parásitos) reducen el rendimiento productivo, incrementan el uso de antibióticos y productos químicos, y en ocasiones afectan severamente al entorno o incluso generan riesgos para la salud pública. Bajo esta perspectiva, resulta imprescindible abordar la sanidad acuícola desde el enfoque integral de One Health, que conecta la salud animal, humana y ambiental.
Este reto se intensifica en un escenario marcado por el cambio global. El aumento progresivo de la temperatura del agua, su acidificación, la menor disponibilidad de oxígeno disuelto o la alteración de los servicios ecosistémicos están modificando profundamente la dinámica de las enfermedades en los sistemas acuáticos. Patógenos que antes eran marginales ahora proliferan con facilidad, y algunas infecciones se manifiestan con mayor virulencia o duración. A esto se suma la intensificación de la producción en las instalaciones, con granjas de mayor tamaño y altas densidades de cultivo que favorecen la transmisión de las enfermedades.
Podríamos decir que el principal reto para el control de las enfermedades en la producción acuícola mediterránea en estos momentos son los vacíos terapéuticos. Muchos productos usados son off-label o de uso restringido, lo que complica la gestión sanitaria. Además, las vacunas comerciales están poco o nada desarrolladas para la mayoría de especies en comparación con los salmónidos, y queda mucho camino por recorrer para la implementación de vacunas orales, las cuales facilitarían el tratamiento masivo en las instalaciones de cultivo (actualmente, se realiza pez a pez). Por otro lado, la aparición de resistencias bacterianas reduce la eficacia de los escasos antibióticos disponibles en el sector. Para el control de algunos patógenos como los parásitos, es necesario un conocimiento profundo de su biología, transmisión y ciclo vital, lo que requiere de grandes esfuerzos para la búsqueda de dianas terapéuticas y candidatos vacunales efectivos.
En este contexto, la innovación tecnológica está redefiniendo el modelo de producción acuícola, incorporando criterios de economía circular y estrategias más inteligentes de gestión. Entre estas cabe destacar el Manejo Integrado de Patógenos (IPM, Integrated Pathogen Management), que supone la combinación de métodos biológicos, genéticos, nutricionales, físicos y químicos, para controlar enfermedades sin depender exclusivamente de tratamientos químicos o antibióticos. Para ello, también se está trabajando en el desarrollo de nuevos sensores, y de sistemas de detección (por ejemplo, de ADN ambiental) y de visión artificial, así como en el análisis de datos mediante inteligencia artificial, que permitan la detección temprana de patógenos y cambios en la conducta, el crecimiento o la calidad del agua, facilitando una respuesta sanitaria más rápida y eficaz.
Fuente: IATS-CSIC
En este sentido, también se están implementando nuevos enfoques, como que mantener a los peces sanos no solo depende de evitar enfermedades, sino que también es clave cuidar de los microorganismos que viven en y sobre ellos. Estos pequeños aliados forman el microbioma, una comunidad microbiana esencial para la digestión, defensa y bienestar. Cada macroorganismo, el pez en nuestro caso, junto con todos sus microorganismos asociados constituye un holobionte, que forma una unidad funcional que influye en la salud, el crecimiento y la respuesta al estrés del animal. Por ello, en la acuicultura moderna, es clave promover un microbioma saludable a través del uso de pro y prebióticos, dietas funcionales, tecnologías de alimentación de precisión o smart-feeding, que permiten ajustar la ración y el momento de la alimentación en función del comportamiento y estado fisiológico de los peces, o estrategias de manejo que respeten el equilibrio microbiano. Incluso se investiga la selección genética de peces capaces de mantener comunidades microbianas más estables. El futuro de la salud en acuicultura pasa por comprender y cuidar no solo al pez, sino al holobionte en su conjunto.
A medio plazo, la perspectiva es clara: la sanidad animal será cada vez más determinante para la competitividad y resiliencia de la acuicultura. La demanda de pescado de crianza sigue creciendo, y solo mediante un modelo basado en prevención, innovación y colaboración será posible satisfacer esa demanda de forma segura, ética y sostenible. Para ello, es imprescindible reforzar la cooperación entre productores, centros de investigación, administraciones públicas y empresas tecnológicas. Compartir información epidemiológica, establecer protocolos de bioseguridad comunes y generar plataformas de formación técnica continua son pasos fundamentales. La transformación de la acuicultura pasa por entender que la salud de los peces no es un coste operativo, sino una inversión estratégica. La sanidad animal, lejos de ser una cuestión exclusiva del veterinario o del productor, interpela a toda la cadena de valor, desde los diseñadores de sensores hasta quienes formulan políticas públicas o evalúan impactos ecológicos.
En este esfuerzo colectivo por mejorar la sanidad en acuicultura, el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC) desempeña un papel clave como centro de referencia a nivel nacional e internacional. Entre las líneas estratégicas del IATS destaca la investigación en sanidad animal, abordada desde un enfoque multidisciplinar que integra inmunología, nutrición, microbiota y genómica funcional. Los grupos de Patología de Peces y Nutrigenómica del IATS trabajan en el desarrollo de estrategias sostenibles para reforzar la salud animal, incluyendo el diseño de dietas funcionales, el desarrollo de vacunas y tratamientos alternativos contra parásitos, bacterias y virus, y la identificación de biomarcadores mediante tecnologías ómicas. Además de su actividad investigadora, el centro participa activamente en la formación de personal técnico y científico, ofrece asesoramiento a empresas del sector y colabora en el diseño de políticas públicas. También proporciona servicios científico-técnicos especializados, incluyendo el diagnóstico parasitológico, análisis moleculares, estudios nutricionales y ensayos experimentales, que permiten transferir conocimiento y tecnología directamente al sector productivo.
Por Ariadna Sitjà-Bobadilla (*) y Alberto Falcó, Grupo de Patología de Peces del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC) y Jaume Pérez Sánchez, Grupo de Nutrigenómica y Endocrinología del Crecimiento de Peces IATS-CSIC (*) Comité Científico de Acuicultura de España