Más producción, menos precio
Difícilmente haya un mercado donde las leyes de oferta y demanda se expresen mejor que en los granos. En el mercado global, con cotizaciones diarias permanentes y alta liquidez, los precios están continuamente fluctuando al ritmo de las noticias climáticas, estimaciones de siembra, rendimientos (oferta) y de las novedades en embarques, desempeño económico de los principales consumidores y datos de procesamiento (demanda).
En el caso particular de la soja, el principal cultivo del Uruguay, este año es el de la recuperación de la producción, luego del duro golpe de la pasada sequía. El área estimada por DIEA ubica la superficie sembrada en 1 millón 64 mil hectáreas, 5,3% por encima de la superficie de la zafra anterior, con un margen de error de +/- 150 mil hectáreas. Los agricultores renovaron la apuesta a pesar de las consecuencias económicas y de caja que tuvo y tiene la seca, al tiempo que también hay un aumento de la superficie de maíz.

Pero Uruguay es un pequeño exportador en el escenario global, que tiene como protagonista principal -hace ya algunos años- a nuestro gigante vecino Brasil. Los norteños se han consolidado como los principales productores de soja del mundo y la suerte de su cosecha es el principal factor de incidencia en el mercado global, incluyendo la dinámica del mercado de referencia mundial que es Chicago (EEUU). En pocos años Brasil elevó 50% su producción sojera, en un avance impactante que la llevó de 100 millones de toneladas en 2015/16 a más de 150 millones en las últimas zafras (gráfica).

Durante varios meses, a lo largo del año pasado, se especulaba sobre la real dimensión de la cosecha de Brasil, con un seguimiento permanente de las proyecciones climáticas. En algún momento se temió que hubiera problemas por falta de lluvias en algunas de las zonas productivas del centro y norte brasileño, lo que operó como un factor alcista en el mercado. En concreto, surgieron estimaciones pesimistas que la ubicaban cerca de 140 millones de toneladas, 20 millones menos a lo logrado en la zafra 2022/23. Por esa razón, en aquel momento los valores en Chicago se fueron arriba de 500 US$/ton, con picos superiores a 520. Esto permitió concretar negocios a futuro a 450 US$/ton puesta en puerto, en Uruguay.
Pero en la medida que se confirmaba un nuevo “cosechón” brasileño -que ya tiene cerca del 10% de su grano levantado- los precios entraron en la bajada y hoy están en 450 US$/ton en Chicago, lo que da para pagar hasta 400 US$/ton puesta o menos, en el mercado local. También hay que recordar que Argentina retomará una buena producción, después de la caída por la seca en la zafra pasada, lo que agrega presión bajista sobre el mercado. En el último informe del USDA (Departamento de Agricultura de EEUU, por su sigla en inglés) se recortó la proyección de cosecha brasileña -que venía muy optimista- de 161 a 157 millones de toneladas (en la zafra 2022/23 produjo 160 millones); pero al mismo tiempo se elevó la proyección para EEUU en 1 millón de toneladas, a algo más de 113 millones, y aumentó la proyección para la cosecha argentina de 48 a 50 millones de toneladas. Esta cifra está lejos de los récords que alcanzó Argentina en las zafras 2016 y 2017 (57 millones), pero es el doble de la magra cosecha 2022/23, impactada por la sequía (gráfica).

Según las cifras, el saldo exportable de Brasil sería de más de 100 millones de toneladas, a lo que se suma la mencionada recuperación de Argentina. En suma, la región producirá casi 35 millones de toneladas más que hace apenas 2 años (comparando con el año previo a la seca).
Por el lado de la demanda, las noticias también son bajistas. China es el principal importador de soja del mundo y atraviesa por un escenario económico débil, lo que repercute en su demanda por alimentos. Obviamente, la gigantesca población china tiene que seguir alimentándose, pero claramente el gigante asiático está emitiendo señales de que compra a menores precios. La proyección de importaciones chinas de grano de soja es similar a las del año pasado (gráfica). En una comparación de largo plazo, China está importando unas 20 millones de toneladas más de lo que registraba unos 8 años atrás; en el mismo período, la producción de los 3 principales productores y exportadores de soja (Brasil, EEUU y Argentina) subió unas 50 millones de toneladas.
Esto tiene obvia repercusión en el mercado de la soja y otras oleaginosas, pero también en casi todos los agronegocios uruguayos, incluyendo la ganadería. Hay que recordar que la soja que importa China se destina casi exclusivamente a la alimentación animal, principalmente cerdos y pollos. Y los precios de estas carnes han estado débiles, lo que se traslada al valor de las harinas. De tal manera que a las fábricas chinas procesadoras de soja se les hace difícil avalar precios altos (varios operadores de mercado han señalado que están trabajando con márgenes nulos o negativos).

Así las cosas, las cuentas de los productores uruguayos no serán tan alentadoras como se esperaba. Los que lograron hacer algunas ventas futuras a 450 US$/ton hace unos meses atrás, tienen motivo para festejar. Pero todo esto con “el diario del lunes” y recordando que las ventas anticipadas tienen sus riesgos, como se comprobó el año pasado cuando varios quedaron sobrevendidos cuando la seca derrumbó la producción. Hoy, el mercado está muy poco activo, a la espera de alguna señal más positiva que -al menos por ahora- no aparece. Los últimos precios de referencia de grano puesto en Nueva Palmira se ubicaban debajo de 390 US$/ton.
Había cierta expectativa de que las primas (descuentos sobre Chicago) podrían reducirse y atenuar la caída en los precios Pero el factor de presión sobre los valores es la propia cosecha regional, de manera que esas primas permanecen estables en términos absolutos, es decir, aumentan en su % del precio de Chicago. Ante la gran cosecha sudamericana, el precio en la región en esta zafra (más allá de su nivel absoluto) es un porcentaje menor del precio de Chicago, comparado con otras zafras.
Respuesta productiva.
Tomadores netos de precio, los agricultores no tienen otra opción que buscar remontar la caída de precios con más kilos por hectárea, lo cual también es difícil. La situación productiva -obviamente- es mucho mejor que el año pasado, pero no exenta de problemas. En algunos lados empieza a preocupar la falta de agua, aunque por ahora es solo un alerta. En otras zonas, especialmente en el litoral norte, el exceso de lluvias en diciembre obligó a resembrar muchas chacras, lo que aumentó costos y atrasó los ciclos. Todo esto son menos kilos y menos margen.
La cosecha de invierno fue muy buena, más allá de los problemas de calidad, pero los precios también fueron menores a los esperados y los márgenes son normales a modestos. Todo indica que con la soja estaría sucediendo lo mismo; las sojas de primera -en general- seguramente tendrán bastante más kilos, pero todavía falta para tener datos más concretos. De manera que -con seguridad- habrá que esperar otra zafra más para que se recompongan totalmente las finanzas luego de la seca. Hay que seguir plantando.
Ing. Agr. MBA Nicolás Lussich