Colombia cuenta con 29,5 millones de cabezas de ganado bovino distribuidas en 613.000 predios, lo que la ubica como el decimotercer país con mayor hato del mundo. Esta actividad representa el 1,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, el 20 % del PIB agropecuario y el 46 % del PIB pecuario, además de generar más de 1,07 millones de empleos.

De acuerdo con información del Sistema de Información para la Planificación Rural Agropecuaria (SIPRA), el país dispone de 27,1 millones de hectáreas aptas para la producción de carne bovina en pastoreo, lo que equivale al 69,2 % de la frontera agrícola nacional. Las regiones de Meta, Casanare, Antioquia y Córdoba concentran el 37,7 % de esta superficie.

Con el objetivo de proyectar el desarrollo del sector en el largo plazo, el Ministerio de Agricultura y la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra) presentaron el Plan de Ordenamiento Productivo (POP) de la cadena cárnica bovina. Este instrumento de política pública fue construido con participación de actores públicos y privados, y define las principales apuestas del país en esta materia para los próximos 20 años.

“Contar con un Plan de Ordenamiento Productivo para la carne bovina es un logro estructural para el país. Esta hoja de ruta nos permite planificar el territorio con enfoque productivo, cerrar brechas del campo colombiano y proyectar una cadena ganadera más eficiente, competitiva y sostenible”, afirmó Dora Inés Rey, directora de la Upra.

El POP proyecta un incremento del 78 % en la producción total de carne bovina, al pasar de 900.000 a 1,6 millones de toneladas canal equivalente. Esta meta se apoyará en prácticas ganaderas sostenibles, una gestión más eficiente de las praderas y la adopción de tecnologías.

En términos de capacidad de carga, se plantea alcanzar 1,5 cabezas por hectárea. La productividad anual por hectárea se espera que pase de 36 a 70 kilogramos en pie, y la ganancia diaria de peso por animal podría llegar a 570 gramos, un aumento de 220 gramos frente a los niveles actuales.

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En materia ambiental, el plan busca reducir la demanda hídrica del sector. El riego de pastos debería representar un máximo del 35 % de la huella hídrica azul del sector agrícola, mientras que la huella verde se mantendría en torno al 72 %. Para el proceso de beneficio de bovinos, se plantea una reducción del 60 % en el consumo de agua mediante mejoras tecnológicas.

En el componente social y financiero, el POP establece metas de formalización laboral. Se proyecta que el 100 % de los trabajadores del eslabón primario estén afiliados al sistema de salud, que el 32 % estén en el régimen contributivo, el 19 % afiliados a pensiones y el 18 % a riesgos laborales. También se propone reducir la informalidad en la tenencia de tierras ganaderas al 30 %.

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En cuanto al acceso a financiamiento, se espera que el 30 % del crédito agropecuario total se oriente a esta cadena. Se prevé un mayor peso del capital de trabajo, equivalente al 35 % del PIB ganadero, y una mayor participación de inversión extranjera, fondos privados y bancas de inversión, que en conjunto representarían el 35 % de la actividad productiva.

El plan también busca que la formalización de la comercialización de carne refrigerada alcance el 90 %, con transformadores y comercializadores plenamente integrados en una cadena más eficiente y articulada.