8 de mayo de 2024 09:17 AM
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EL BIENESTAR ANIMAL Y NUESTRA SALUD

«La compasión por los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, y con seguridad afirmo que, quien es cruel con los animales, no puede ser un buen hombre». A. Schopenhauer

En un artículo anterior reflexionábamos sobre nuestro objetivo de poner en el centro de la agenda política el problema para la salud pública de todos los contaminantes internos que vamos acumulando día a día, a través de nuestra alimentación y otras actividades cotidianas.

Para reducir esta toxicidad a la que estamos expuestos, también es fundamental el bienestar animal, las condiciones en las que viven los animales con los que nos alimentamos.

Sé que muchas de las personas a las que un texto como este les pueda interesar, serán veganas vegetarianas. En un mundo ideal, nos gustaría que todos comiéramos solo alimentos de origen vegetal. Pero el mundo es el que es y la mayoría de personas siguen una dieta omnívora, con alimentos de origen animal.

Igual que el león se come a la cebra. Pero las cebras viven en su medio natural y nadie las maltrata ni explota hasta que llega su momento de lucha con el león. Esta es la vida.

No ocurre lo mismo con los animales de granja que nacen y muren con un único objetivo, ser explotados o servirnos de alimento. Muchos viven en condiciones totalmente insalubres y antinaturales para ellos ¿Cómo es posible que un animal herbívoro no pise jamás un campo de hierba?

A quienes estamos interesados por la ecología, nadie nos tiene que convencer de que es bueno que los animales vivan bien. Su bienestar es un fin en sí mismo, no necesitamos unirlo al nuestro.

El bienestar animal es nuestro bienestar

El problema surge con las personas que no tienen ninguna sensibilidad hacia el sufrimiento animal, o que sí lo tienen, pero prefieren ignorarlo. ¿Cómo se las puede meter en este barco de la necesidad de que los animales vivan lo mejor posible? ¿Cómo hacerles entender que se trata de seres vivos, que sienten y que como tales merecen unos cuidados? ¿y que la buena vida animal es una mejor vida para los seres humanos?

Haciéndoles ver que cuanto mejor vivan esos animales de los que se alimentan, mejor salud tendrán ellos.

Igual que nosotros nos estresamos y generamos hormonas que pueden acabar siendo peligrosas para nuestra salud, un animal que vive en malas condiciones es un ser vivo que se estresa. Esto supone que genera hormonas similares a las nuestras cuando enfermamos o nos estresamos, hormonas dañinas, tóxicas. Y son nocivas no solo para este animal que sufre, sino también para ti, cuando te comes su carne, leche o huevos.

Aún más importante es la cuestión de los antibióticos. Hace ya mucho tiempo que se sabe que el problema de la aparición de resistencias a los antibióticos tiene una de sus causas en los tratamientos a los que se someten a los animales enfermos. Si el producto animal que comemos tiene trazas de estos medicamentos, es muy probable que acabemos por no responder a determinados antibióticos en un momento en que nuestra vida dependa de ellos.

¿Entonces no se va a tratar a los animales enfermos?

Claro que sí. No se les puede dejar sin tratar. La cuestión es que los animales que viven en mejores condiciones, que necesitan por su naturaleza, tienen mejor salud. Así que, cuidando su forma de vida, se reducen enormemente las enfermedades que sufren y, con ello, la necesidad de medicarlos.

¿Por qué enferman los animales?

También tenemos que ir al origen de la cuestión, abordar el porqué enferman los animales, dónde está el origen o la causa de que esto sea así; y el motivo, en muchas ocasiones, no es otro que las malas condiciones en las que desarrolla su vida, en definitiva, el maltrato animal. Evitando el maltrato animal también podemos evitar que los antibióticos suministrados a los animales acaben en nuestro organismo.

El hacinamiento de los animales y su vida llena de privaciones y sufrimiento es inaceptable no solo éticamente para quienes amamos a los animales, sino desde el punto de vista más práctico que podamos imaginar, el de nuestra propia salud.

Cuando te encuentres con alguien a quien no le importe si los animales que nos sirven de alimento sufren o no, siempre puedes comentarle que nos interesa que estén bien simplemente por egoísmo: su salud tiene consecuencias inmediatas en la nuestra.

Necesitamos mover conciencias. Y que la administración no se limite a atajar problemas ya existentes, sino que se involucre e impida que estos sucedan, evitando la creación de nuevas explotaciones ganaderas industriales, por ejemplo.

Un asunto legal

El bienestar animal en cuanto a las leyes está regulado:

En normas europeas como el Reglamento (CE) nº 882/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de abril de 2004, que regulan el régimen sancionador en caso de incumplimiento de la normativa de bienestar animal.

En España esta cuestión está regulada en la Ley 32/2007 de 7 de noviembre para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Que establece las normas básicas sobre estos aspectos y un régimen común de infracciones y sanciones para garantizar su cumplimiento. En su artículo 4 dispone que las Administraciones Públicas adoptarán las medidas necesarias para asegurar que, en las explotaciones, los animales no padezcan dolores, sufrimientos o daños inútiles, y para ello, se tendrán en cuenta su especie y grado de desarrollo, adaptación y domesticación, así como sus necesidades fisiológicas y etológicas de acuerdo con la experiencia adquirida, los conocimientos científicos y la normativa comunitaria y nacional de aplicación en cada caso. En su artículo 5.2 prevé que los medios de transporte y las instalaciones de carga y descarga se concebirán, construirán, mantendrán y utilizarán adecuadamente, de modo que se eviten lesiones y sufrimiento innecesarios a los animales y se garantice su seguridad, determinando en el artículo 6.1 que las normas sobre la construcción, las instalaciones y los equipos de los mataderos, así como su funcionamiento, evitarán a los animales agitación, dolor o sufrimiento innecesarios.

Con posterioridad el Real Decreto 695/2022 de 23 de agosto establece medidas para el control del bienestar de los animales en los mataderos mediante la instalación de sistemas de video vigilancia. En esta normativa se habla de “seres sintientes” también dice literalmente “el bienestar de los animales es una cuestión de creciente interés público que influye en la actitud de la población a la hora de elegir los productos que consume”. “Por otro lado, la mejora de la protección de los animales en el momento del sacrificio contribuye a mejorar la calidad de la carne y tiene un efecto positivo indirecto en la seguridad laboral en los mataderos”.

El Reglamento (CE) número 1099/2009 del Consejo, de 24 de septiembre de 2009, relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza, establece que el sacrificio y las operaciones conexas que se efectúan en los mataderos pueden provocar dolor, angustia, miedo u otras formas de sufrimiento a los animales, incluso en las mejores condiciones técnicas disponibles. Los operadores de los mataderos o cualquier persona implicada en el sacrificio de animales deben adoptar las medidas necesarias para evitar el dolor y reducir al mínimo la angustia y el sufrimiento de los animales durante los procesos de sacrificio, teniendo en cuenta las buenas prácticas en ese ámbito y los métodos autorizados.

La situación empeora

Pues bien, viendo la ley en este sentido podemos pensar que la administración controla y sanciona a las explotaciones que no se ajusten a la normativa de cuidado y respeto a los animales y así podernos sentirnos tranquilos y liberar nuestras conciencias, sin embargo, olvidamos que estos animales antes de llegar al momento de ser transportados y acceder a un matadero, han vivido meses o años en unas situaciones pésimas de hacinamiento, de estrés y de dolor.

Si la ley reconoce que “la mejora de la protección de los animales en el momento del sacrificio contribuye a mejorar la calidad de la carne” ¿por qué no llevamos más allá esta protección y no solo nos ocupamos de la calidad de la carne sino del animal, de que este esté sano y viva en un entorno saludable, que consecuentemente evitará el uso de antibióticos, el estrés y sufrimiento animal?

Nos preocupa que esta situación en lugar de mejorar, este siguiendo el camino inverso, es decir, disminuyen las pequeñas explotaciones y aumentan las macrogranjas o explotaciones ganaderas industriales, deshumanizadas:

  • En las que los animales jamás pisan la tierra o ven la luz del sol,
  • que se alimentan y defecan en el mismo lugar,
  • y sin poder apenas poder realizar movimientos debido a las condiciones de hacinamiento en las que viven.
  • de las madres o nodrizas a las que se explota y se priva de sus hijos, esos pequeños que apenas con meses de vida o incluso días en el caso de los pollos, son sacrificados.

Y nos preguntamos ¿no merece esta vida de estos “seres sintientes” como reconoce la ley, que mientras dure sea respetada y cuidada al máximo?

Nosotros en PACMA pensamos y trabajamos porque así sea. Por ellos y por nuestra salud.

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