Legisladores de la región viajaron a Brasil para participar de una cumbre del agro
En el hotel Ramadá Alvorada, en pleno centro de Brasilia, hubo un cambio de idioma la noche del domingo: el idioma oficial portugués cedió paso al español. Es que una delegación de medio centenar de diputados, senadores y representantes de entidades agrarias argentinas, convocados por la Fundación Barbechando, ocupó el hospedaje para protagonizar este martes un encuentro regional inédito: la Primera Cumbre Sudamericana del Agro Global.
En verdad, los grandes actores son los frentes parlamentarios para el agro, tanto de Argentina como de Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, en una cita que probablemente incluirá también a Colombia.
“Es una cita relevante”, se entusiasmó el embajador argentino en Brasilia, Guillermo Daniel Raimondi ante el grupo de periodistas argentinos invitados para testimoniar este acontecimiento. Y añadió: “Lo extraordinario es la amplia representación política de los legisladores nacionales“.
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Ángeles Naveyra, presidenta del Consejo de Administración de la entidad, definió: “Somos una sociedad civil que coordinamos con diputados y senadores nacionales para influenciar de manera positiva sobre las leyes y las políticas públicas, con el objetivo de promover el desarrollo del sistema agroindustrial”.
El espacio en el Congreso cuenta con 48 legisladores, y representan 15% de la Cámara Baja y 13% del Senado. Confluyen en ese ámbito las entidades del campo: Coninagro, Crea, Aapresid, Fada, Maizar, Acsoja, Asagir y Argentrigo.
“Esta cumbre, que reunirá a legisladores y expertos de la agro-bio-industria de la región, es una oportunidad única para discutir la cooperación internacional y el impulso de políticas que fortalezcan al sector”, dijo Naveyra ante la consulta de PERFIL sobre las expectativas en Brasilia.
Y continuó: “Nos interesa impulsar la participación pública de los productores a través de debates, de la capacitación y, sobre todo, de la generación de iniciativas. Con los aportes de las instituciones con intereses en común, nuestro objetivo es trabajar en red para lograr mejores proyectos del Ley. En definitiva, defendemos la elaboración de políticas públicas, y queremos realizar nuestra contribución con soporte técnico y profesional”.
El embajador Raimondi, que recibió la comitiva en la embajada en Brasilia, subrayó la “experiencia notable” que significa encontrarse con la contraparte brasileña: “Ellos tienen una experiencia muy rica y un gran poder político y económico, que se distribuyó en todo Brasil“.
Para el diplomático, el Brasil de estos días significó “una mejora notable en la capacidad de consumo de bienes de alta calidad. Y en el mercado brasileño, hay una asociación entre los productos argentinos y sofisticación”.
Una prueba de esto es el aumento de una diversidad de bienes procedentes de país en los supermercados, desde vinos hasta carnes y leches.
En la historia brasileña, las últimas tres décadas revelaron un crecimiento inconmensurable del agro, que se expandió y transformó terrenos inhóspitos en los nuevos albergues de la agricultura y la ganadería. Este proceso tuvo su base en Embrapa (la empresa brasileña de investigación agraria), cuyos hallazgos fueron luego transferidos a los productores por medio de un sistema de apoyo tecnológico y de gestión, el Senar.
Pero no todo fue por cuenta de la ciencia: hubo una organización parlamentaria, que vio la luz en 1988 con el debate y sanción de la nueva Constitución del país. Tardaría algunos años en llegar a la madurez, pero el bloque ruralista de aquél entonces iría a adquirir validez institucional ya en los dos gobiernos de Fernando Henrique Cardoso. Y se consolidaría como Frente Parlamentario en los dos primeros períodos del presidente Lula da Silva.
Hoy cuenta con 340 diputados y 31 senadores, es decir 66,5% de la Cámara Baja y 38% del Senado. A esa potencia se refería el embajador Raimondi, cuando habló de quienes detentan el poder en materia de legislación agropecuaria.
En la Argentina ese proceso es reciente, ya que los planes de replicar la experiencia en el país comenzó recién en 2020. Ahora ya cuenta con el famoso Espacio Parlamentario (Elia) pero aun debe crecer. Los desafíos actuales no son los mismos de las décadas de los 80 y los 90. Es preciso sumar “un enfoque de sustentabilidad, que abarque tanto el aspecto productivo como el social y el ambiental”.
Para la Argentina es un reto, especialmente en vista del acuerdo Mercosur-Unión Europea que se piensa firmar durante la cumbre del G20 en noviembre, en Río de Janeiro.
Para los argentinos, el campo es la entrada principal de divisas al país. Según datos oficiales, las ventas al exterior son productos de origen agropecuario (commodities e industrializados). A las manufacturas industriales (MOI) les queda apenas una participación de 2,3% en las ventas del país al exterior.
En Brasil la proporción es menor: al agro le corresponde 49% del comercio internacional del país.