El anuncio fue hecho por la Asociación Internacional de Alimentos Lácteos (IDFA), que agrupa a las principales marcas del sector. Según Kennedy Jr., aproximadamente entre el 35% y 40% de la industria alimentaria ya se ha sumado voluntariamente a este cambio, como parte de una iniciativa más amplia para reducir el consumo de aditivos artificiales en la dieta de los estadounidenses.

“Este es un gran día para los productos lácteos y para hacer a Estados Unidos saludable de nuevo”, declaró Michael Dykes, presidente de la IDFA, haciendo alusión al lema de campaña utilizado por Donald Trump, adaptado ahora al contexto sanitario.

La medida no es menor. El consumo promedio de helado en Estados Unidos alcanza los 8,6 kilos por persona al año, lo que convierte al producto en un canal clave para aplicar cambios significativos en formulaciones. Los colorantes en cuestión han sido objeto de creciente debate, ya que diversos estudios los han vinculado con trastornos como TDAH, cáncer, alteraciones metabólicas y problemas gastrointestinales.

Algunas marcas, como Turkey Hill, ya han reformulado sus productos eliminando estos aditivos, mientras otras aún están en proceso. Sin embargo, compañías como Mars continúan defendiendo el uso de colorantes artificiales, alegando que cumplen con las regulaciones de seguridad vigentes.

En abril, Kennedy Jr. anunció su intención de revocar la autorización de dos colorantes sintéticos y trabajar con el sector para eliminar otros seis de manera voluntaria. Su enfoque busca evitar una imposición estricta, apelando al compromiso de la industria. No obstante, algunos sectores han criticado esta postura por considerarla demasiado permisiva.

Paralelamente, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha acelerado la aprobación de alternativas naturales, con cuatro nuevos colorantes autorizados desde 2021, lo que facilita el camino hacia una transición sin afectar la calidad ni la apariencia de los productos.

El compromiso de la industria heladera refleja una tendencia más amplia hacia productos más limpios y transparentes, alineándose con las demandas de los consumidores y la evolución de las políticas de salud pública en Estados Unidos.